Cuando Halloween es estresante en vez de da miedo

Durante de mi juventud, mis padres se me han prohibido la celebración de Halloween. Nunca he recibido un razonamiento claro detrás del por qué no podía (algo relacionado con la religión), pero nunca he podido experimentar la fiesta en todo su esplendor—sólo en las películas de Disney Channel. Sin embargo, como una estudiante universitaria afuera de la casa de mis padres, yo era capaz de vestirse por la primera vez en España y pasar la noche con otros estudiantes que están estudiando en el extranjero.

Con mis compañeros de clase, me uní a un grupo de treinta personas para obtener una reserva en un club popular de Madrid en Halloween. Me emocioné después de oír que había múltiples pisos con varios tipos de música que yo podía escuchar. Pensé que esta sería mi primera oportunidad para bailar desde que estuve en España.

A nuestra llegada, todo era caótico. Había muchas personas fuera del club y en las calles. Cuando llegamos a la puerta, el empleado intentó elevar el precio de la entrada por etrada de lo que se acordó anteriormente al reservar nuestras mesas como un grupo.

Al final, nos fuimos. La mayoría de mis compañeros y yo empezamos a caminar sin rumbo por las calles de Madrid. Me sentí completamente derrotada. No sabía qué hacer ni adónde ir. La culpa tomó el control de mi actitud cuando yo seguía pensando en cómo mis compañeros no estaban experimentando la noche que esperaban.

Mientras seguimos caminando por otra calle en Madrid, vimos una pequeña línea afuera de un club que estaban permitiendo a la gente dentro del edificio. Para nuestra sorpresa, era un club flamenco. El club era pequeño y congestionado con gente, pero no podía ver a nadie que no estaba disfrutando de la música y el baile.

La noche de Halloween era estresante e inesperado, pero se llenó con nueva música y nuevas experiencias.